Unos investigadores han logrado desentrañar algunos de los entresijos sobre la causa de la desaparición de los insectos gigantes que vivieron millones de años atrás.En la Era Paleozoica Tardía, con una abundancia de oxígeno en la atmósfera bastante mayor que la actual y que alcanzó porcentajes récord, algunos insectos evolucionaron hacia formas gigantes. Cuando los niveles de oxígeno volvieron a menguar, los insectos gigantes se extinguieron.Se piensa que la base de este gigantismo descansa en el sistema respiratorio de los insectos. A diferencia de los vertebrados, en los que la sangre transporta oxígeno del pulmón a la célula, los insectos reciben el oxígeno directamente a través de una red de tubos traqueales ciegos. A medida que los insectos se vuelven más grandes, este tipo de transporte de oxígeno se hace mucho menos eficaz. Pero si los niveles de oxígeno atmosférico aumentan, como sucedió en el Paleozoico Tardío, entonces tubos traqueales más largos pueden funcionar. Esto permitiría que evolucionaran insectos de tamaños mayores, llegando incluso a ser gigantes.El nuevo estudio ayuda a confirmar la hipótesis de que el sistema traqueal realmente limita cuán grandes pueden ser los insectos. Y proporciona una explicación específica de qué limita, estructuralmente hablando, el tamaño en los escarabajos sometidos a las condiciones actuales de nuestro planeta.Un equipo de investigadores del Laboratorio Nacional de Argonne y las universidades Estatal de Arizona y Midwestern, quería estudiar cómo los sistemas traqueales de los escarabajos cambian a medida que el tamaño de su cuerpo aumenta. El equipo aprovechó las imágenes por rayos X meticulosamente detalladas que produjeron mediante la máquina APS, un potente generador de rayos X, para examinar las dimensiones de los tubos traqueales en cuatro especies de escarabajos, cuyas masas corporales variaban por un factor de mil.
En general, encontraron que las especies más grandes de escarabajos consagran una fracción desproporcionadamente mayor de su cuerpo a tubos traqueales que las especies más pequeñas.En particular, el equipo se concentró en los pasadizos que llevan del núcleo corporal a la cabeza y las patas. Razonaron que estos orificios pueden constituir cuellos de botella para los tubos traqueales, limitando cuánto oxígeno puede alcanzar las extremidades.Los investigadores se sorprendieron al encontrar que el efecto es más pronunciado en los orificios que conducen a las patas, donde mucho más espacio es ocupado por los tubos traqueales en las especies mayores.Entonces examinaron las medidas traqueales de las cuatro especies para ver si podrían estimar a partir de ellas el mayor tamaño de los escarabajos hoy existentes. Con los datos relativos a la cabeza la extrapolación daba por resultado un escarabajo irreal, de 30 centímetros de largo. Por el contrario, usando los datos relativos a las patas, la estimación fue de un escarabajo que igualaba muy bien el tamaño del mayor escarabajo viviente, Titanus giganteus.Este estudio es un primer paso para comprender qué controla el tamaño del cuerpo de los insectos. Son las patas las que cuentan en los escarabajos estudiados ahora, pero qué resulta de importancia para las cuantiosas especies de escarabajos y demás insectos es todavía una pregunta sin respuesta.
En general, encontraron que las especies más grandes de escarabajos consagran una fracción desproporcionadamente mayor de su cuerpo a tubos traqueales que las especies más pequeñas.En particular, el equipo se concentró en los pasadizos que llevan del núcleo corporal a la cabeza y las patas. Razonaron que estos orificios pueden constituir cuellos de botella para los tubos traqueales, limitando cuánto oxígeno puede alcanzar las extremidades.Los investigadores se sorprendieron al encontrar que el efecto es más pronunciado en los orificios que conducen a las patas, donde mucho más espacio es ocupado por los tubos traqueales en las especies mayores.Entonces examinaron las medidas traqueales de las cuatro especies para ver si podrían estimar a partir de ellas el mayor tamaño de los escarabajos hoy existentes. Con los datos relativos a la cabeza la extrapolación daba por resultado un escarabajo irreal, de 30 centímetros de largo. Por el contrario, usando los datos relativos a las patas, la estimación fue de un escarabajo que igualaba muy bien el tamaño del mayor escarabajo viviente, Titanus giganteus.Este estudio es un primer paso para comprender qué controla el tamaño del cuerpo de los insectos. Son las patas las que cuentan en los escarabajos estudiados ahora, pero qué resulta de importancia para las cuantiosas especies de escarabajos y demás insectos es todavía una pregunta sin respuesta.
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