ese espejo al que negaba mirarme, al que temía,tal vez porque en él viera la verdad, mi verdad. Quise romperlo pero en lugar de ello me miré como si fuera mi primera vez, como si fuera virgen, y me hundí en él como un grito de desesperación, y crucé el otro lado del espejo.
Allí estaba mi angel tenebroso, mi angel pecaminoso,mi otro yo adorado ,mi angel de la destrucción.
Escuché una voz que me decía,¿ pero qué has hecho?, ¿qué has hecho?, ví como se consumía, como se pudría en mil cenizas, y una luz cegadora me llenó y ya no estaba rodeada de la desesperación, un arco iris me guió al reino de las aguas rompientes y salvajes de la vida, unos monjes la atravesaban con bellos cantos y numerosas personas se bañaban bajo sus aguas, sin dudarlo me sumergí en esas frías aguas, rujientes, purificadoras,mortales pero llenas de vida y broté como una nueva crisalida, simplemente nací yo.
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