lunes, noviembre 16, 2009

VIII Salón Cómic Zaragoza, del 18 al 20 de Diciembre 2009


Por octavo año consecutivo, el Área de Infraestructuras y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Zaragoza se vuelca en la organización del Salón del Cómic de Zaragoza: un evento consolidado como proyecto de dinamización y fomento de las aficiones.
Este programa cuenta con el patrocinio de Caja de Ahorros de la Inmaculada (CAI).

Se celebra los días:
18, 19 y 20 de diciembre de 2009 en la Sala Multiusos del Auditorio de nuestra ciudad.

Un escenario para la puesta en valor del tebeo y el cómic, que concita el interés de librerías, editoriales, amantes de la ilustración, coleccionistas y nuevos públicos que se concreta en la organización de una feria con venta de novedades y tebeo antiguo, firma de ejemplares, charlas, clases magistrales, talleres prácticos, animación infantil, torneos, concursos, juegos…

La presente edición se amplía con tres nuevos espacios en los que se desarrollan otras actividades relacionadas con el mundo del cómic y el manga.

Para abrir boca, desde un mes antes, se ha programado una exposición en el Centro Joaquín Roncal y otra en la Biblioteca de Aragón, ésta última organizada por la Asociación Cultural Malavida, colaboradores habituales de la organización.

Y para completar el fin de semana en el que tiene lugar el Salón, contamos con dos musicales manga en el Centro Cívico Universidad.

EL REINO PERDIDO DE YAM, AL DESCUBIERTO











Exploradores del desierto líbico han descubierto la inscripción jeroglífica más alejada del Valle del Nilo hallada hasta la fecha. En ella se habla del mítico reino de Yam, un lugar de difícil localización.

En el muro frontal de la tumba del noble Harkhuf, ubicada en Aswan (Egipto), se puede leer cómo hacia el año 2270 a.C. el rey Merenre lo envió al desierto como jefe de una misión para explorar un misterioso lugar, el reino de Yam. “Lo hice en sólo siete meses y traje toda clase de regalos de allí”, nos cuenta el propio Harkhuf en su biografía. La referencia a este mítico lugar en este relato se nos presenta ahora como real y tangible. El reino de Yam desapareció de los anales de la Historia sin dejar huella. Sin embargo, en noviembre de 2007 una expedición liderada por el explorador y aventurero maltés Mark Borda y el guía Mahmoud Morai se topó en una de las zonas más alejadas del desierto líbico egipcio con textos jeroglíficos que parecen aclarar el enigma al situar este reino al sur del actual Sudán.

PINTURAS PREHISTÓRICAS
La expedición fue iniciativa de Borda y tenía como objetivo buscar restos de pinturas neolíticas en la zona de Uwienate y de sus inexplorados wadis (valles), situados a unos 700 km al este de Abu Simbel, en plena confluencia de las fronteras entre Egipto, Sudán y Libia. Tras varios días de caminata por los wadis tomando nota con el GPS de la ubicación de los nuevos hallazgos que iban apareciendo en riscos y lomas, Mark Borda detectó con sus prismáticos algo que nunca podría haber imaginado en un lugar tan alejado del Nilo: una inscripción faraónica en escritura jeroglífica. Además, no lejos de allí aparecieron representaciones de barcos de 4.000 años de antigüedad.

EL ENCLAVE
Los egiptólogos que han estudiado la inscripción señalan que en el texto se mencionan los nombres de dos lugares, marcados por el ideograma de una montaña que simboliza las tierras extranjeras. El primero es el reino de Yam, seguramente la propia montaña de Uwienate, junto al cual se lee de forma confusa la posible palabra “incienso”, elemento identificado con dicha ubicación. El segundo nombre es Tekhbeten, un emplazamiento desconocido hasta ahora que en la inscripción está acompañado de un órix. Ambos lugares aparecen precedidos por la inscripción “El rey del Alto y del Bajo Egipto, el hijo de Ra, Montuhotep”.
Este apelativo corresponde a cuatro reyes del Imperio Medio (2000 a.C.), aunque el único al que se identifica dentro del cartucho con la expresión “Hijo de Ra” es Montuhotep II (2055-2004 a.C.), el verdadero unificador del país después de la época de crisis conocida como Primer Período Intermedio, que dio paso al glorioso Imperio Medio. Este sensacional hallazgo viene a confirmar otros logros obtenidos por distintos investigadores en los últimos años. El alemán Carl Bergmann, que explora el desierto occidental de Egipto desde hace dos décadas, es el descubridor de antiguas fuentes que podrían haberse utilizado en las rutas seguidas por expedicionarios egipcios a lomos de burros, tal y como nos cuentan los textos faraónicos, ya que el camello no entró en Egipto hasta los siglos V o IV a.C.
Por otra parte, la montaña de Uwienate albergó hace 4.000 años las riquezas de las que hablan los textos de la tumba de Harkhuf: “Incienso, marfil, grano, panteras, ébano...”. Todos ellos figuran entre la flora y fauna representadas en las rocas de Uwienate, quizá la cuna del reino de Yam.

LA MUERTE DE UN REINO
En los últimos años de la historia de Egipto desaparecieron de las fuentes documentales las referencias al reino de Yam. Según Mahmoud Morai, este hecho pudo deberse a dos motivos. El primero es la lejanía del reino: la proliferación de otros mercados podría haber provocado que no mereciera la pena emprender viajes tan largos. El segundo son las condiciones naturales: cruzar el desierto con burros cuando muchas fuentes se habían secado podría haber hecho imposible una misión
como aquélla.

HARKHUF Y EL REINO DE YAM: EL PRIMER RELATO
La tumba de Harkhuf (34n) está ubicada en la necrópolis de los nobles de Elefantina, en la orilla oeste de Aswan. En ella se encuentra el relato de su biografía, en la que el propio Harkhuf menciona varias expediciones. En una de ellas cuenta la llegada de un enano negro saltarín, que constituye la primera mención a un pigmeo en la Historia. En otra parte de su biografía explica el itinerario que siguió hasta llegar a Yam, que duró 8 meses y que le obligó a pasar por Elefantina, pasando por Irthet, Mekher, Tereres e Irtheth, de donde trajo “toda clase de ricos regalos en grandes cantidades”. Sin duda, Harkhuf debió de ser un gran explorador. Su referencia al reino de Yam, localizado hasta ahora al sur de Sudán, en el reino de Kerma de la antigua Nubia, siempre ha estado rodeada de misterio. El hallazgo de Mark Borda y Mahmoud Morai reubica el reino de Yam en el desierto occidental.

UWIENATE: "EL OASIS PERDIDO"
Las montañas de Uwienate fueron descubiertas en 1923 por el explorador egipcio Ahmed Hassanian Bey, que las bautizó como “El Oasis perdido” y fue el primero en percatarse de la existencia de pinturas rupestres entre sus lomas.

“¡MAHMOUD, NO TE LO VAS A CREER!”
El día del descubrimiento, el 28 de noviembre de 2007, después de las oraciones habituales de la mañana y de un buen café, comencé a ascender con Mark Borda. Nos metimos por un estrecho wadi de Uwienate en el que confluían otros tres. Al mediodía, al regresar al campamento, continuamos inspeccionando más rocas en busca de grabados prehistóricos. De repente, Mark llamó mi atención sobre una pequeña pared. Tomó sus prismáticos y con voz emocionada gritó: ‘¡Inscripciones faraónicas! ¡El cartucho de un rey! ¡Mahmoud, no te lo vas a creer!’”, relata Mahmoud Morai. Tras ascender juntos la zona rocosa, Borda y Morai saltaron de júbilo al percatarse frente a la inscripción de que realmente era un texto jeroglífico: “Dejamos a un lado nuestras mochilas y pasamos la hora siguiente haciendo fotografías, intentando buscar el mejor ángulo para reproducir el cartucho, que estaba bastante deteriorado”. Morai continúa: “Un poco más arriba había unas terrazas naturales que posiblemente fueron usadas por los egipcios a modo de almacén de grano. No lejos de allí había más marcas de herramientas, seguramente de metal. En la cima de esa colina había más grabados. Parecían más antiguos que el texto jeroglífico. En una de ellas Mark descubrió lo que parecía ser un bote, el primero descubierto en el desierto líbico de Egipto”.

La leyenda del águila devoradora de hombres Maorí toma cuerpo



Una investigación devela que un águila carnívora enorme que se extinguió en Nueva Zelanda hace sólo 500 años era una depredadora temible que podía atacar presas con hasta 10 veces su propia talla.

El hallazgo le da más credibilidad a la leyenda maorí de un águila gigante devoradora de hombres.

Investigadores de la Escuela de Ciencias Médicas de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, y el Museo Canterbury en Christchurch, Nueva Zelanda, ha confirmado que el águila de Haast, la cual tenía una envergadura de ala de hasta 3 metros y garras del tamaño de las de un tigre, era en realidad un depredador y no un carroñero como se creía anteriormente.

Los restos de un esqueleto del águila gigante (Harpagornis moorei) fueron encontrados por primera vez por Sir Julius von Haast en la década de 1870. Nuevos análisis de los restos, realizados por el profesor Ken Ashwell, del Departamento de Anatomía de la Universidad de Nueva Gales del Sur, y un colega del Museo Canterbury, revelan que el ave tenía una pelvis lo suficientemente fuerte como para resistir la fuerza derivada de propinar, en un vuelo en picado de hasta 80 kilómetros por hora, un golpe mortal a una presa.

Un cerebro desproporcionadamente pequeño, y otros rasgos en el águila de Haast, también respaldan la teoría de que el águila gigante evolucionó a partir de un ancestro mucho menor.

El rápido crecimiento en el tamaño del cuerpo probablemente fue consecuencia de la abundancia de grandes presas, particularmente el Moa, un ave no voladora que crecía hasta alcanzar 250 kilogramos y 2,5 metros de altura.

La leyenda maorí habla de una gran ave de presa enorme, de color blanco y negro, el Te Hokioi, que era capaz de matar un hombre.

domingo, noviembre 15, 2009

Una nueva tecnología permite conducir un coche mientras se lee un libro



El proyecto de investigación SARTRE (Safe Road Trains for the Environment), financiado por el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea, podría cambiar la forma en que viajamos por las autopistas de Europa, extendiendo el concepto de "road train" o tren de carretera a coches con conductor.

Originariamente, un tren de carretera es un vehículo que arrastra una sucesión de tres o más remolques de carga. Lo que se pretende con SARTRE es desarrollar y probar esta tecnología, pero en este caso para reunir coches corrientes que con este sistema viajarían acoplados a un convoy dirigido por un vehículo principal.

Así, los pasajeros de los coches que se acoplen al Road Train podrán dormir, leer un libro o ver la televisión mientras se dirigen a su destino, sin perder la independencia que supone llevar su propio coche, al que podrán "soltar" del convoy cuando lo deseen.

Medio cómodo y ecológico

Las ventajas de esta idea son diversas: por un lado, los road trains podrían ayudar a reducir el tráfico y, con ello, también los tiempos de los viajes.

Por otro lado, ésta sería una forma muy confortable de viajar que supondría una reducción del número de accidentes por fatiga de los conductores. Los expertos esperan, por último, que este método reduzca en un 20% el consumo de combustible y, con ello, las emisiones de CO2 a la atmósfera.

El road train funcionaría de la siguiente manera: un conductor sale de su casa en su coche y, en un punto de su recorrido, se encuentra con un número de coches que se acoplan entre sí, formando un convoy que viaja a una velocidad normal.

El resto del trayecto, el conductor puede dedicarse a leer el periódico, hablar por teléfono o ver la televisión, mientras ahorra gasolina y se relaja. Una vez alcanzado su destino, el conductor abandona el convoy y se dirige, conduciendo de nuevo su propio coche, a su destino.

El resto de los vehículos del convoy se unirían para cerrar el hueco dejado por el coche que se ha ido, y el tren de carretera seguiría su camino.

Tecnología necesaria

Según se explica en una nota de prensa publicado por la compañía líder en tecnología del automóvil que se encarga del proyecto: Ricardo Ltd. (en el Reino Unido), para que esto sea posible, se necesita en primer lugar que los coches cuenten con una tecnología que les permita, de forma autónoma y remota, controlar la aceleración, y frenar y orientar su dirección mientras van acoplados al tren de carretera.

Asimismo, los coches o vehículos del convoy deberán ir equipados con sistemas de navegación y un transmisor/receptor que permita a los pasajeros estar en contacto con el vehículo principal, que será el que lleve el convoy.

Cada tren de carretera deberá contar también con un vehículo principal que se dirija de la misma forma que un vehículo corriente, y que vaya conducido por un conductor experimentado y familiarizado con la ruta.

Este vehículo principal podría ser un taxi, un autobús o un camión. Cada tren de carretera estará compuesto por entre seis y ocho vehículos.
Tom Robinson, coordinador del proyecto SARTRE en la compañía Ricardo, afirma que con este proyecto se combinarán tecnologías, capacidades y experiencia académicas e industriales europeas, con el objetivo de desarrollar trenes de carretera seguros y beneficiosos para el medio ambiente.

Según los expertos, para ello será precisa la aplicación de tecnologías ya existentes, y no serán necesarias inversiones en infraestructuras, porque el tren de carretera podrá circular por las autopistas actuales.

Los trenes de carretera resultarán especialmente útiles a los conductores que cada día deben recorrer largas distancias para ir a trabajar, pero también a los camiones, autobuses, furgonetas y otros vehículos comerciales.

El proyecto SARTRE será probado durante unos tres años, una vez que las investigaciones preliminares sobre los elementos requeridos y los temas de seguridad se hayan completado.

El primer convoy de dos camiones y tres coches sera probado en 2011 en rutas especiales de Suecia, el Reino Unido y España. Pruebas posteriores serán llevadas a cabo en carreteras públicas españolas.

Los subtítulos en películas


a aprender el lenguaje según un estudio del Instituto Max Planck de Psicolinguística y la Universidad Radboud de Nimega (Países Bajos) que se publica en la revista 'PLoS ONE'. Sin embargo, si los subtítulos se encuentran en el idioma propio, lo que sucede en la mayoría de países europeos, la práctica podría resultar contraproducente para el aprendizaje.

Los investigadores muestran que quienes escuchan otro idioma pueden adaptarse a un acento regional desconocido en esta lengua extranjera. Los estudiantes holandeses mostraron mejoras en su capacidad para reconocer el inglés escocés o australiano después de una exposición de sólo 25 minutos a un vídeo. Los subtítulos en inglés durante la exposición mejoraron su aprendizaje mientras que los subtítulos en holandés lo redujeron.

Hay mejoras en el reconocimiento del inglés después de una exposición de sólo 25 minutos a un vídeo
En la investigación, estudiantes holandeses que no estaban familiarizados con el inglés escocés y australiano vieron un episodio de la serie cómica australiana 'Kath & Kim' o una versión corta de 'Trainspotting', que representa a un adicto a las drogas escocés y sus amigos, con subtítulos ingleses, holandeses o sin subtítulos.

Después del visionado, se pidió a los participantes que repitieran el mayor número de palabras que pudieran a partir de 80 extractos de audio de los principales protagonistas, la mayoría de ellas escuchadas durante el visionado y la otra mitad nueva para los participantes.

Los investigadores descubrieron que los subtítulos en inglés se asociaban con la mejor actuación tanto con el material escuchado como con el nuevo pero que aunque los subtítulos en holandés también mejoraban la actuación sobre los elementos conocidos llevaban a un peor desarrollo con los materiales nuevos.

En el caso de los adultos, este hallazgo podría ayudar también a mejorar las habilidades de escucha durante el aprendizaje
Los participantes parecían estar utilizando la información semántica (de significado) en los subtítulos holandeses cuando escuchaban el lenguaje en inglés y por ello los subtítulos en holandés parecían haber ayudado a los participantes a descifrar qué palabras inglesas se habían pronunciado. Esto sin embargo no permitió a los participantes mejorar su comprensión de las nuevas pronunciaciones procedentes del mismo interlocutor.

Los investigadores explican que las personas que escuchan pueden utilizar su conocimiento sobre cómo suelen sonar las palabras para adaptarse al lenguaje que perciben, aunque este suene con un acento poco familiar. Esto es lo que parece suceder también con los subtítulos. Si una palabra inglesa se pronunciaba con acento escocés, los subtítulos ingleses solían mostrar qué palabra era y por ello cuál era su sonido. Esto hacía más fácil a los estudiantes adaptarse al acento.

En contraste, los subtítulos holandeses no proporcionaban esta función educativa y por ello al transmitir al espectador lo que querían decir los personajes podrían haber apartado la atención de los estudiantes del lenguaje desconocido.

Los investigadores señalan que estos descubrimientos tienen también implicaciones educativas ya que los subtítulos extranjeros parecen ayudar con la adaptación al lenguaje en adultos por lo que podrían ser utilizados para mejorar las habilidades de escucha durante el aprendizaje de un segundo lenguaje. Además, dado que los subtítulos en la lengua nativa interfieren con esta clase de aprendizaje, estos subtítulos en los programas de televisión deberían ser opcionales