Análisis recientes de tratados técnicos que datan del siglo quinto antes de nuestra era, revelan que la tecnología floreció entre artesanos con un conocimiento teórico limitado.
Los artesanos tenían su propio tipo de conocimiento que no tenía que estar basado en la teoría, y eran capaces de construir dispositivos calibrados con precisión. La balanza, usada para medir el peso en todo el mundo antiguo, es el mejor ejemplo de los hallazgos del profesor Mark Schiefsky sobre la distinción entre el conocimiento teórico y el práctico de los constructores. Trabajando con un grupo dirigido por Jürgen Renn, Director del Instituto Max Planck para la Historia de la Ciencia, en Berlín, Schiefsky ha encontrado que la balanza conocida como "balanza romana", que tiene los brazos desiguales, estaba en uso ya en los siglos cuarto y quinto aC, antes de que Arquímedes y otros pensadores de la era Helenística hicieran una demostración matemática de sus fundamentos teóricos. "La gente asume que Arquímedes fue el primero en usar la balanza romana porque se tiende a creer que uno no puede crear tal artefacto sin conocer la ley de la palanca. En realidad, sí es posible hacerlo, y diversos artesanos lo hicieron. Ellos tenían su propio juego de reglas para fabricar la balanza y calibrarla", explica Schiefsky.
Las necesidades prácticas, así como el método de prueba y error, llevaron al desarrollo de tecnologías tales como la citada balanza romana
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