El crudo invierno que se ha vivido en amplias zonas del planeta ha vuelto a suscitar polémica sobre el cambio climático. Enero ha sido el mes más frío en el mundo desde 1989 y no han faltado voces que toman este dato como argumento contra el calentamiento global. Atribuyen al comportamiento solar el inesperado frío que ha castigado al hemisferio sur este invierno y que ha alcanzado también a algunas regiones del hemisferio norte. La Nasa señala que estamos experimentando una época de disminución de la actividad solar (ciclo 24) caracterizada por muy pocas llamaradas, manchas o actividad de cualquier tipo en el Sol, pero que esta actividad volverá a aumentar hacia 2012.
El National Climatic Data Center de Estados Unidos señala en su informe sobre enero 2008 que numerosas ciudades norteamericanas están viviendo este año un invierno excepcionalmente frío. Siberia, Mongolia y China están pasando también el invierno más duro desde 1966, y sobre Toronto cayeron 70 centímetros de nieve en tan sólo las dos primeras semanas de febrero, un récord que no se registraba desde 1950. Por otro lado, algunas regiones del planeta han atravesado el invierno más frío que se recuerda, como es el caso de Buenos Aires, donde nevó por primera vez desde hacía casi 90 años, o de Chile, donde se perdieron 200 millones de dólares tan sólo en cosechas y cabezas de ganado como consecuencia del invierno más duro de los últimos 50 años, señala The Boston Globe. The Washington Times ha señalado a su vez que un frío gélido e inesperado castigó al hemisferio sur el pasado invierno (verano en el hemisferio norte), con especiales repercusiones en Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda. El pasado noviembre, el Gobierno de Canadá preveía también un invierno especialmente frío en el país. Otras observaciones señalan asimismo, a partir de informes de satélite, que enero de 2008 ha sido el más frío desde el año 2000. Según los datos numéricos de GISTEM +dSST, la anomalía de la temperatura global en enero 2008 fue 0,12º C, la lectura más fría desde mayo 1995, cuando fue 0,08ºC. También fue el mes de enero más frío globalmente desde 1989, y además un 0,75º C más frío que enero de 2007. Enero 2008 fue también 0,39ºC más frío que enero 1998. El NCDC muestra a enero 2008 como el enero más frío de la superficie desde el mismo mes de 1982. Frío y calor Las informaciones sobre el comportamiento del clima son, no obstante, contradictorias, ya que según el mismo NCDC, 2007 ha sido el año más caluroso desde 1895 para Estados Unidos y el quinto más caluroso de la historia para el resto del mundo. Los últimos datos sobre el inesperado frío han suscitado polémica en el seno de la comunidad científica, algunos de cuyos representantes los han atribuido a una variación en la actividad solar. La Nasa señaló el mes pasado que estamos experimentando una época de disminución de la actividad solar (ciclo 24), caracterizada por muy pocas llamaradas, manchas o actividad de cualquier tipo en el Sol. Añade no obstante que, a pesar del actual descenso, esta actividad volverá a aumentar hacia 2012. La actividad de la superficie solar está sometida a diversos factores y en ella se dan fenómenos que se repiten con ciclos más o menos regulares, de forma constante. El último ciclo completo observado fue el llamado “ciclo 23” (de máxima intensidad entre 2000 y 2002) y, en 2006, la NASA ya había adelantado sus previsiones de actividad solar durante los ciclos 24 y 25. John L. Casey, director del Space and Science Research Center de Estados Unidos, señala en un estudio que los ciclos de actividad solar, que pueden perdurar un tiempo de entre una o dos vidas humanas, han estado fuertemente relacionados en el pasado con grandes bajadas de temperatura, y que es posible predecir estas oscilaciones.
A pesar de que la NASA no relaciona estos cambios en la actividad solar con el frío de una supuesta nueva era glaciar, el Space and Science Research Center señala que estamos a punto de entrar en una “nueva era climática” que nos llevará a un periodo de frío extremo como consecuencia del cambio de ciclo de actividad solar. Casey no es una voz solitaria. Recientemente, el físico y matemático del Instituto de Oceanografía de Rusia, Oleg Sorokhtin, declaró a la agencia estatal Novosti que nos encontramos en el punto máximo de uno de los calentamientos climáticos cíclicos de la Tierra, que empezó en el siglo XVII, y que, a partir de ahora, el planeta volverá a enfriarse. La subida de la temperatura tiene, según él, un origen natural y no depende del efecto invernadero, sino que se debe, entre otras causas, a la irregularidad de la radiación solar, al cambio del eje de rotación terrestre, a la inestabilidad de las corrientes oceánicas y a la desalación y salinización de aguas superficiales del Océano Glacial Ártico, entre otros factores. Previsión a 30 años Según Sorokhtin, sin embargo, la principal causa del calentamiento global radica en la actividad y luminiscencia solar: cuanto más alto es el índice de actividad del Sol, más alta es la temperatura en la Tierra. Los astrofísicos que estudian la actividad solar han descubierto dos variantes de sus ciclos: uno es de 11 años y el otro, de dos siglos. Estos ciclos son determinados por el cambio del radio y el área de la superficie radiante del Sol. Según Sorokhtin, acabamos de superar el punto máximo de calentamiento, por lo que, hacia el año 2012, la temperatura del planeta comenzaría a descender de forma sensible. Las fases del mínimo de actividad solar, acompañadas de un considerable descenso de temperatura, deben esperarse hacia 2041. El clima frío se mantendrá durante 50-60 años como mínimo, asegura Sorokhtin. Por otro lado, el científico australiano David Archibald ha realizado un estudio de predicciones sobre la temperatura global hasta 2030 actualizadas por la progresión del Ciclo Solar 23 y la contribución que hará el CO2 antropogénico en la atmósfera. Según explica en su artículo, el prolongado Ciclo Solar 23 apoya la visión de que el ciclo Solar 24 será débil, y como consecuencia señala que se producirá una disminución global de la temperatura media del planeta en el rango de 1º a 2ºC para el período analizado. El aumento proyectado de 40 ppm en el dióxido de carbono atmosférico hacia el 2030, añade Archibald, contribuirá a su vez con un 0,04ºC a la temperatura media global. Y apunta: la contribución humana al cambio climático en el período previsto será insignificante en relación a la variación cíclica natural. Desconfianza Todas estas explicaciones a un fenómeno como el gélido invierno que han vivido o viven algunas regiones del planeta, suscitan desconfianza porque atacan uno de los paradigmas básicos de la actual política mundial, que es la lucha contra el cambio climático. La comunidad científica en su conjunto, salvo contadas excepciones, atribuyen el calentamiento global a la acción humana en una medida importante, sin excluir otros factores naturales. Además, señalan que lo que espera a nuestro planeta es un período caluroso extremo que sólo podrá evitarse si se toman medidas correctoras para reducir las emisiones contaminantes. Hay una corriente industrial contraria a esta perspectiva que pretende descalificar el consenso científico sobre el cambio climático y sus propuestas correctoras, a las que considera dañinas para el desarrollo económico. Se han denunciado incluso campañas de intoxicación sobre el cambio climático promovidas por la industria petrolera, que han puesto de manifiesto la necesidad de abordar con cautela la información relativa al clima y sus manifestaciones. Interpretaciones dudosas En este contexto sorprende que las tres fuentes científicas que advierten de un riesgo de glaciación no estén suficientemente acreditadas en el seno de la comunidad científica, y que además descalifiquen rotundamente el amplísimo consenso sobre el impacto humano sobre el medio ambiente. Además, el pasado diciembre, un centenar de miembros de la comunidad científica difundieron una carta abierta al Secretario general de la ONU en la que cuestionaban el impacto humano sobre el clima, aumentando la confusión social. Antecedentes Por otro lado, aunque la posibilidad de una nueva glaciación ya la hemos evocado en otro artículo, en base a simulaciones sobre una inversión de la corriente del Golfo que supondría que la temperatura de Europa descendería 5º C, añadíamos que la comunidad científica no es unánime ni respecto a los modelos posibles de evolución del clima, ni a las probabilidades de ocurrencia de semejantes cambios. No es la primera vez por último que se cuestiona el consenso sobre el cambio climático. En otro artículo referíamos la hipótesis de que podría estar causado por los rayos cósmicos y que el impacto humano no sería tan importante, lo que también ha sido objeto de polémica en el seno de la comunidad científica. También hemos informado de otra hipótesis según la cual el Sol contribuiría de manera importante a los cambios climáticos que experimenta la Tierra. La complejidad climática se manifiesta en toda su crudeza.
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