viernes, enero 11, 2008

La manipulación fotográfica se ha extendido de tal forma que muchas empresas se ven obligadas a recurrir a especialistas para comprobar la veracidad


La agencia EFE despidió a la autora de esta imagen después de que un lector de 'El País' advirtiera de que era un montaje. La intención era acercar a Ángel Acebes a María del Mar Blanco, hermana del concejal del PP asesinado por ETA


¿Se imagina al lado del mismísimo Rey o desfilando por la alfombra roja con George Clooney? Parece imposible, pero nada más lejos. Sólo hace falta una fotografía propia, otra del personaje con el que se quiere compartir protagonismo y un ordenador. El Photoshop hace todo lo demás. Aunque tiene competencia, sigue siendo el programa 'rey' a la hora de manipular imágenes. En casa, en la oficina, en clase... Está al alcance de cualquiera. El problema es cuando el fotomontaje trasciende y se convierte en un fenómeno de masas.Los medios de comunicación son uno de los principales perjudicados. Cual caso de Ágatha Christie, para ellos, todo es sospechoso. Pero no basta con poner los cinco sentidos. Buena parte de ellos recurren a mecanismos diseñados específicamente para verificar la autenticidad de las imágenes que reciben en sus redacciones.Autopsia digitalUno de ellos es el que ha ideado el director del Image Science Laboratory de Dartmouth, Hany Farid. Basado en lo que llama 'autopsia digital', ha creado un software capaz de detectar engaños. Lo que hace Farid es ponerse en el lado del 'falsificador' y así analizar las técnicas que utiliza. De esta forma, el ingeniero estadounidense descubrió algo que difícilmente puede camuflarse en un retoque: la luz. Ese es el fundamento de su sistema, que comprueba que la iluminación es la misma en varias partes del documento. «Hoy en día, es habitual ver imágenes falsificadas. Si los periódicos sensacionalistas no pueden conseguir una foto de Brad Pitt y Angelina Jolie paseando juntos por una playa, crean un fotomontaje con dos imágenes», advierte Farid, que ha visto aumentar su demanda tanto por parte de grupos de espionaje como de los medios informativos. Les vende el paquete de programas 'Q' para que también puedan convertirse en detectives digitales. Y es que, si está bien hecho, el retoque es prácticamente imperceptible. Pero tanto a ojos de un publicista como del editor gráfico de un periódico. Todos los ámbitos se ven afectados a diario. El ingeniero Hany Farid cuenta que incluso ha trabajado con una empresa canadiense para constatar la veracidad del tamaño de los peces que los participantes en su concurso de pesca habían capturado y enviado a su web a través de fotografías. Desde las agencias periodísticas Reuters y Efe a 'Science' han tenido malas experiencias con los fotomontajes. En el caso de la prestigiosa revista científica, unos investigadores de Corea del Sur tuvieron que retirar unos artículos sobre la clonación de células madre porque las imágenes utilizadas llevaban la marca del Photoshop. Nadie está libre, por tanto. Ni la ciencia, ni el espectáculo, ni la comunicación, ni la política. A esta última sigue dando algún quebradero de cabeza. Sin ir más lejos, hace unos meses, la mayoría municipal del PP en la localidad valenciana de Albaida rechazó la reprobación de la oposición al alcalde por el montaje en el que eliminó a la ministra Elena Salgado de una instantánea con los Reyes, para incluir al presidente de la Generalitat, Francisco Camps. No es nada nuevo. Como observa la directora de fotografía de People Agency, Ana Belén Jarrein, el Photoshop «deriva de una práctica antigua». Sólo que antes, según detalla Jarrein, se utilizaban filtros, «era un proceso más laborioso». «El régimen Stalinista no sólo acabó con sus adversarios sino que literalmente los borró del mapa, de los registros oficiales y de las fotografías. Famoso es el caso en que Trosky fue eliminado de las fotos en las que aparecía al lado de Lenin», recuerda el sociólogo Francisco Javier Cortázar, que, no obstante, hace una distinción entre manipulaciones caseras -«parodian la realidad y desacralizan a los poderosos»- y profesionales, que intentan «darle más espectacularidad o dramatismo a la noticia agregando o eliminando personas, cambiando el escenario o montando más de una imagen». Como explica la especialista en Photoshop Mayka Torres, las utilidades son infinitas, desde borrar elementos que no interesen a crear iluminaciones que favorezcan. Además, dispone de cientos de filtros, como el desenfoque, el dibujo a mano alzada, o las opciones para texturizar, difuminar, copiar zonas, alargar, recortar, cambiar el color o insertar partes de otra fotografía. Tal es su éxito que ha dado lugar a un nuevo término: el 'photoshopping', que hace cada vez más fina la línea entre mejorar la realidad y jugar con ella.Difusión en Internet«Gracias a Internet y los móviles las imágenes circulan tanto por webs de noticias, como por correos electrónicos, televisión o agencias. Esto implica un gran reto para los medios de comunicación», considera Cortázar, que advierte de un «nuevo frente», el que abre el fenómeno del «ciudadano-periodista», que interviene en la difusión informativa con su participación a través de fotos o vídeos. Todo esto complica cada vez más la verificación de los documentos gráficos. ¿Quién no diría que Ana Aznar hacía top-less en Córcega cuando en realidad estaba en Mallorca y bien pertrechada de biquini? La imagen dio que hablar hace unos cuatro años. Como también las de la Princesa de Asturias practicando la caza. Eran falsas. Nadie lo diría. Por eso, en muchos medios recurren ya a personal especializado para evitar que les 'cuelen' imágenes trucadas. El periódico 'The New York Times' es uno de ellos, aunque también se han apuntado al 'carro' servicios de citas por Internet, o el portal de subastas E-Bay. Cuestionar la autenticidad de las imágenes está, por tanto, a la orden del día. Y de los famosos es de los primeros que se duda. Si no que se lo digan a David Beckham o a Daniel Radcliffe, cuyos recientes desnudos también se han puesto en tela de juicio. No se trata, así, sólo de mejorar el aspecto de una foto (suavizando las 'grietas' del tiempo, por ejemplo) o de 'maquillar' imperfecciones, como arrugas o cicatrices. Hoy la mayor preocupación está en la modificación de situaciones reales. Como hizo la revista 'Time', que oscureció la piel de O. J. Simpson para darle un aspecto más amenazante durante su juicio. Tampoco Reuters salió bien parada del escándalo que creó uno de sus fotógrafos magnificando un bombardeo en Beirut. El capítulo alertó a la agencia. Tanto que, en colaboración con Canon, ha impulsado el desarrollo de un plugin de autentificación de fotografías en Adobe Photoshop.No obstante, el fenómeno es tan popular que hasta se acepta socialmente. Eso no quiere decir que esté amparado por la legalidad. Como puntualiza el abogado Damián Vázquez, el fraude o manipulación de imágenes sin consentimiento de su propietario o persona fotografiada es sancionable. Es más, asegura que el perjudicado podría exigir una indemnización.

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