lunes, julio 23, 2007

el divorcio del anticristo.


José Luis de Jesús Miranda vuelva a ser noticia. Esta vez no por autoproclamarse el Apóstol Pablo, Jesucristo o el Anticristo, sino por los “trapitos sucios” que su esposa ha sacado a relucir en la corte.El diario El Herald reportó que la acción legal de Josefina ha obligado a su esposo, dar testimonio que por primera vez revela cómo pagó sus gastos personales con donaciones recibidas a su iglesia Creciendo en Gracia, exenta de impuestos. El juez en el caso del divorcio envió este mes una trascripción de una audiencia reciente a la fiscalía federal indicando que se sentía «obligado éticamente» a poner el caso bajo su atención.Al parecer las estafas que De Jesús Miranda realiza no son solo doctrinales, sino que además estafa a sus feligreses utilizando el dinero que ingenuamente ellos ofrendan en su iglesia.Estafas doctrinalesHace algunos meses en medio de un servicio y ante su congregación, José Luis de Jesús Miranda reveló su ‘nueva encarnación’. En 1988 anunció ser la encarnación del Apóstol Pablo, en el 2004 se proclamó Jesucristo el hombre y en el 2007 se autodenomina: El Anticristo.Utilizando el poder de persuasión que De Jesús tiene sobre su congregación incitó a que varios miembros de la iglesia imitando a su líder se tatuaran el número 666 o las siglas SSS (seis, seis, seis) en sus cuellos, brazos o piernas.Jesús Miranda proclama que es «anti-Jesús de Nazareth, pero pro-resucitado». Y entre otras aberraciones anti-bíblicas, asevera que el «pecado no existe» y que «el diablo no existe». Además se lamenta: «Es una pena que la gente confunda Anticristo con Satanás. Como reflejan su insensatez, su ignorancia. El anticristo es el mejor amigo de la iglesia porque hace que vea a Jesús después de la cruz».Que este puertorriqueño se crea Pablo, Jesucristo o el Anticristo es descabellado, pero que miles de feligreses lo sigan en cada una de sus transformaciones, es tan alarmante como peligroso.Enriqueciéndose con la fe del puebloEl líder de Creciendo en gracia preside una organización que incluye cerca de 300 congregaciones, 200 pastores, 287 programas de radio y varias páginas de Internet. Según Miranda tiene más de cien mil seguidores y asegura que su mensaje llega a millones de hogares más a través de su canal de televisión que se transmite las 24 horas.El hombre que tiene en su brazo izquierdo un tatuaje del 666 y en su brazo derecho SSS (seiscientos sesenta y seis), le gustan los relojes Rolex de $10,000, maneja un BMW y recibe un salario anual de $98,000. De la transcripción, reseñada por el Miami Herald, se desprende que de una cuenta bancaria a nombre de De Jesús en Bogotá y atada a una rama del ministerio en Colombia el hombre ha pagado $4 mil mensuales a Torres para sus gastos personales y los de sus cuatro hijos, dos de los menores de relaciones anteriores.El líder del ministerio Creciendo en Gracia usó esa cuenta para darle a Torres $4,800 para amueblar un apartamento en Barranquilla. Además, le dio $17 mil para comprar un Renault y cerca de $60 mil para un proyecto de construcción de 12 pisos en Colombia. Un apartamento en Bogotá fue comprado a un costo de $117 mil y De Jesús aparece como el dueño de esta propiedad.En el caso de una residencia cerca de Houston, Texas, donde De Jesús vive parte del tiempo, cuyo título está a nombre de su hija, el pronto ascendente a $80 mil provino de los fondos de la iglesia como un regalo de un empleado de la misma. La iglesia paga mensualmente $2,200 por la hipoteca de esta propiedad.El ministerio, además, depositó $100 mil para un contrato de preconstrucción de una residencia de cinco habitaciones, que cuesta $600 mil que estará ubicada en el sector Miramar, en Miami, donde vive De Jesús cuando está en el sur de la Florida. Esta propiedad está a nombre de una de las hijas de éste, JoAnn, de 36 años.En la vista, según el periódico Primera Hora, Miranda declaró que utiliza fondos de su iglesia para pagarle la pensión anual de $144 mil a su segunda esposa, Josefina de Jesús Torres, y para comprar propiedades a nombre suyo y de parientes. Vida turbulentaEn entrevista con El Herald Josefina describió una vida turbulenta que llevó con De Jesús desde su matrimonio en el 2002, diciendo que De Jesús usualmente le ordenaba que se fuera, enviando a obispos de la iglesia a sacarla de la casa y empaquetar su ropa. Según ella su esposo le dio detalles de sus aventuras sexuales con otras mujeres que eran miembros de la iglesia. Aunque De Jesús se negó a dar declaraciones, Carlos Cesteros, quien es el segundo en comando, después de De Jesús, alegó que los motivos de las acusaciones de Josefina eran egoístas y afirmó que «ella está buscando dinero y fama».Pero Cesteros no desmintió las relaciones sexuales que mantenía fuera del matrimonio, y confesó que al menos en dos ocasiones –a petición de De Jesús– le pidió a Josefina que se fuera de la casa de la pareja en el sur de la Florida y la escoltó hasta el aeropuerto. Y también comentó que De Jesús se sintió libre para tener relaciones con otras mujeres durante las muchas separaciones de la pareja.Mientras a De Jesús le llega la hora de rendir cuentas en la Corte Divina por todas sus estafas doctrinales, aquí en la tierra le tocará rendir cuentas por las estafas financieras ante la corte judicial. Y según Josefina, de 44 años, ella espera que su demanda le ayude a su esposo a encontrar la redención.«Él mismo enseña eso de que a menos que sufras algo realmente duro, como la cárcel, una enfermedad grave, nunca aprenderías». Y agregó «Dios siempre te enví
a una advertencia para que te corrijas. Por eso es que estoy haciendo esto, no para juzgar, sino porque algo no está bien», expresó Josefina, quien exige la mitad de la riqueza de su esposo.Ante la corte Josefina justifica su petición diciendo que se siente demasiado lastimada psicológicamente a causa del estrés del divorcio para trabajar. El dinero lo necesita para mantener el nivel de vida al que estaba acostumbrada; y en su estado financiero revela gastos de $400 mensuales para dos visitas semanales a la peluquería y $6,000 para alimentos –la mayor parte de los cuales gasta con una amiga en «restaurantes muy lujosos»–, a los que confiesa se acostumbró a asistir mientras estaba con De Jesús.

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