sábado, junio 09, 2007

orangutanes y bípedos


¿Qué diferencia a un homínido del resto de los primates? Tradicionalmente, la respuesta estaba clara: que el primero es bípedo, que camina erguido sobre sus patas traseras. En los últimos tiempos, sin embargo, han surgido dudas sobre la bipedestación como una característica diferenciadora de los humanos modernos y sus ancestros, y hoy un nuevo estudio publicado en la revista 'Science' hace que esa exclusividad esté más en cuestión. «Nuestros hallazgos hacen que la imagen sea aún más borrosa», dice Robin Crompton, biólogo de la Universidad de Liverpool y uno de los autores.Él y sus colegas Susanah Thorpe y Roger Holder, de la Universidad de Birmingham, han concluido, tras observar durante un año a orangutanes en las selvas de Sumatra, que los primeros pasos erguidos pudieron darse mucho antes de lo que se creía hasta ahora y no en el suelo, sino en lo alto de los árboles. «Si estamos en lo cierto, significa que no podemos confiar en la bipedación para saber si estamos ante un humano u otro ancestro simio. Se nos ha hecho cada vez más y más difícil decir qué es un humano y qué es un simio, y nuestro trabajo lo complica más», afirma Crompton.La conocida como hipótesis de la sabana establece que la bipedestación surgió como consecuencia del descenso de los árboles del primate antepasado de humanos, chimpancés y gorilas. Al principio, caminaría a cuatro patas. Con el paso del tiempo, algunos de sus descendientes -chimpancé y gorila- empezaron a andar sobre los nudillos de sus manos. Y al final el hombre se levantó sobre sus patas traseras. El estudio de Crompton y su equipo asesta un importante golpe a los cimientos de este escenario.Los investigadores han visto cómo los orangutanes adaptan su locomoción arbórea al tipo de rama sobre la que están. En las más gruesas y sólidas, andan a cuatro patas. En las medianas, recurren a los brazos para soportar su peso colgándose. Y por las más finas, aquellas en las que no es fácil mantener el equilibrio porque se doblan con su peso, suelen ir de pie, ayudándose con las manos. Esta bipedestación asistida tiene dos ventajas: deja las manos libres para ayudar a guardar el equilibrio y para alcanzar la fruta.«Nuestros resultados sugieren que la bipedación se usa para navegar por las ramas más pequeñas, donde están los frutos más sabrosos, y también para ayudarse a la hora de salvar los espacios vacíos entre árboles», afirma Thorpe. Él y su equipo proponen que la bipedestación apareció en los antepasados del hombre y los grandes simios, mucho antes del nacimiento de los primeros homínidos hace unos 6 millones de años. Caminar erguido sería, por consiguiente, una característica común a los humanos y sus parientes más próximos -chimpancé, gorila y orangután-, si bien con el paso del tiempo cada especie ha llegado a hacer un uso diferente de ella.Calvas en la selvaEl último cambio se situaría a finales del Mioceno -entre hace 25 y 4 millones de años- cuando épocas alternativas húmedas y secas provocaron la aparición de calvas en las selvas de África. En ese momento, los simios que vivían en lo alto del bosque se encontraron con que no podían salvar los vacíos pasando de árbol en árbol, como habían hecho hasta entonces. Según los científicos, los antepasados de chimpancés y gorilas adoptaron entonces la táctica de especializarse en la escalada y descenso verticales para subir a los árboles y caminar entre las masas boscosas, para lo que empezaron a moverse apoyados en los nudillos de las manos. Nuestros ancestros optaron por abandonar las copas de los árboles y vivir en tierra, donde se inclinaron por la bipedestación y empezaron a comer frutos crecidos en el suelo y en árboles pequeños.

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