Coquetean, se cogen de la mano y protegen celosamente a sus amantes, aunque ni siquiera tienen huesos.
Las vidas amorosas de los pulpos son de lejos mucho más complejas de lo que nadie había pensado, según un equipo de la Universidad de California en Berkeley.
La estudiante de grado Christine Huffard buceó en las aguas de Indonesia para observar al 'Abdopus aculeatus', un pulpo con el cuerpo tostado y con pinchos, del tamaño de una naranja pequeña y tentáculos de entre 20 y 25 centímetros de largo.
Los pulpos están bien estudiados en cautividad, pero como son tímidos y con frecuencia de hábitos nocturnos, se sabe menos de su comportamiento en libertad.
"Cada día en el agua aprendíamos algo nuevo sobre el comportamiento del pulpo, probablemente como les habrá pasado a los ornitólogos tras la invención de los prismáticos", dijo Huffard, ahora en el Instituto de Investigación del Acuario de Monterey Bay, en California.
"Nos dimos cuenta rápidamente de que el 'Abdopus aculeatus' rompía todas las reglas, haciendo casi lo contrario de cada hipótesis que habíamos formulado de acuerdo a los estudios en acuarios".
Vieron a los machos de estos cefalópodos guardando las guaridas de sus compañeras durante varios días, alejando a los rivales e incluso estrangulándoles si se acercaban demasiado.
Los machos pequeños se escabullían para aparearse, nadando cerca del fondo de un modo femenino y sin mostrar sus "masculinas" bandas marrones, indicaron los investigadores en la revista Marine Biology el lunes.
Y el tamaño importa, aunque quizá no en la misma forma que en los humanos.
"Si vas a pasar un tiempo protegiendo a una hembra, quieres ir a por la hembra más grande que puedas encontrar porque va a producir más huevos", explicó el profesor de biología Roy Caldwell. "Es básicamente una estrategia de inversión".
Caldwell añadió que cree que ese comportamiento es común a muchas de las casi 300 especies conocidas de pulpos.
Por lo general, una vez los animales alcanzan la madurez sexual se aparean varias veces al día. Los machos tienen un tentáculo especialmente diseñado que utilizan para depositar un paquete de esperma en la hembra, que se retira a su madriguera y pone miles de huevos.
Los dos padres mueren pocos meses después de aparearse, dejando a los recién nacidos para que se las arreglen por sí mismos.
La estudiante de grado Christine Huffard buceó en las aguas de Indonesia para observar al 'Abdopus aculeatus', un pulpo con el cuerpo tostado y con pinchos, del tamaño de una naranja pequeña y tentáculos de entre 20 y 25 centímetros de largo.
Los pulpos están bien estudiados en cautividad, pero como son tímidos y con frecuencia de hábitos nocturnos, se sabe menos de su comportamiento en libertad.
"Cada día en el agua aprendíamos algo nuevo sobre el comportamiento del pulpo, probablemente como les habrá pasado a los ornitólogos tras la invención de los prismáticos", dijo Huffard, ahora en el Instituto de Investigación del Acuario de Monterey Bay, en California.
"Nos dimos cuenta rápidamente de que el 'Abdopus aculeatus' rompía todas las reglas, haciendo casi lo contrario de cada hipótesis que habíamos formulado de acuerdo a los estudios en acuarios".
Vieron a los machos de estos cefalópodos guardando las guaridas de sus compañeras durante varios días, alejando a los rivales e incluso estrangulándoles si se acercaban demasiado.
Los machos pequeños se escabullían para aparearse, nadando cerca del fondo de un modo femenino y sin mostrar sus "masculinas" bandas marrones, indicaron los investigadores en la revista Marine Biology el lunes.
Y el tamaño importa, aunque quizá no en la misma forma que en los humanos.
"Si vas a pasar un tiempo protegiendo a una hembra, quieres ir a por la hembra más grande que puedas encontrar porque va a producir más huevos", explicó el profesor de biología Roy Caldwell. "Es básicamente una estrategia de inversión".
Caldwell añadió que cree que ese comportamiento es común a muchas de las casi 300 especies conocidas de pulpos.
Por lo general, una vez los animales alcanzan la madurez sexual se aparean varias veces al día. Los machos tienen un tentáculo especialmente diseñado que utilizan para depositar un paquete de esperma en la hembra, que se retira a su madriguera y pone miles de huevos.
Los dos padres mueren pocos meses después de aparearse, dejando a los recién nacidos para que se las arreglen por sí mismos.
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