Genji, un seductor en serie que cautiva a mujeres aristocráticas con poemas en papel perfumado y lujosos kimonos de regalo, cumple 1.000 años en 2008, conservando su atractivo intacto para los lectores.
Genji, el "Casanova" de una de la primeras novelas japonesas, que fue reconocida como una obra maestra no mucho después de ser escrita por una dama de la corte imperial del siglo XI, ha inspirado desde pinturas de pergaminos a películas, dibujos animados e incluso a un grupo pop de patinadoras de la década de 1980.
Los niños en edad escolar todavía estudian partes de la obra y tres importantes traducciones al inglés le han deparado un reconocimiento internacional a la autora conocida como Murasaki Shikibu, ya que no se sabe su verdadero nombre.
"Si uno reduce el patrimonio cultural de Japón a un solo libro, tendría que ser 'La historia de Genji'", dijo Jakucho Setouchi, una escritora y monja budista de 85 años, quien dedicó una década de su vida a una traducción de la obra al japonés moderno, y que ha vendido cerca de tres millones de copias.
Los hombres japoneses sueñan con ser como el príncipe, cuyo aspecto, inteligencia, exquisito gusto y talento para todo, desde la música al baile, y a la poesía han llevado a que algunos comentaristas literarios lo apodasen el héroe "perfecto".
Al niño conocido como "Shining Genji" por su belleza, hijo de un emperador y una concubina, se le prohíbe llegar al trono debido al bajo estatus de su madre, pero gracias a un hábil plan luego se convierte en uno de los hombres más poderosos de la región.
Las lectoras tienden a simpatizar con las conquistas de Genji, cuyos destinos ofrecen una imagen clara del estatus de las mujeres en el período Heian, que se extendió de 794 a 1185.
Jóvenes mujeres de la nobleza eran mantenidas como virtuales prisioneras en sus dependencias y constantemente vigiladas por sirvientes para evitar escándalos.
Una mezcla de circunstancias le conceden a Genji el acceso ilícito a muchas habitaciones bajo el amparo de la oscuridad. La mayoría de sus amantes son dejadas llorando con elegancia en sus sábanas de seda al amanecer, cuando Genji regresa a sus maquinaciones políticas para terminar en muchas ocasiones convertidas en monjas budistas.
"La posición de las mujeres era extremadamente infeliz", dijo Setouchi.
Se cree que Murasaki, la autora, nació en 973, pero poco más se sabe acerca de ella, incluyendo la fecha de su muerte.
Si bien el amor y el sexo son los temas constantes del libro, dista mucho de ser picante, sólo dando a entender con los términos más vagos lo que sucede tras las pantallas de papel.
"Algunas personas tontas dicen no querer que sus hijos lo lean por el contenido, pero no hay sexo real en Genji. Incluso alumnos de la escuela primaria pueden leerlo", dijo Setouchi.
Sea cual fuera la atracción, quienes lo han intentado concuerdan que "Genji", que en su versión inglesa tiene más de dos mil páginas, es dificilísimo de traducir.
"La resistencia", dijo Setouchi cuando se le preguntó cuál era el mayor desafío al que se enfrentaba un traductor de "Genji".
"Tenía 70 años cuando acepté este trabajo. ¡Los editores incluso me preguntaron si viviría lo suficiente para terminarlo! Era una apuesta", agregó.
Los niños en edad escolar todavía estudian partes de la obra y tres importantes traducciones al inglés le han deparado un reconocimiento internacional a la autora conocida como Murasaki Shikibu, ya que no se sabe su verdadero nombre.
"Si uno reduce el patrimonio cultural de Japón a un solo libro, tendría que ser 'La historia de Genji'", dijo Jakucho Setouchi, una escritora y monja budista de 85 años, quien dedicó una década de su vida a una traducción de la obra al japonés moderno, y que ha vendido cerca de tres millones de copias.
Los hombres japoneses sueñan con ser como el príncipe, cuyo aspecto, inteligencia, exquisito gusto y talento para todo, desde la música al baile, y a la poesía han llevado a que algunos comentaristas literarios lo apodasen el héroe "perfecto".
Al niño conocido como "Shining Genji" por su belleza, hijo de un emperador y una concubina, se le prohíbe llegar al trono debido al bajo estatus de su madre, pero gracias a un hábil plan luego se convierte en uno de los hombres más poderosos de la región.
Las lectoras tienden a simpatizar con las conquistas de Genji, cuyos destinos ofrecen una imagen clara del estatus de las mujeres en el período Heian, que se extendió de 794 a 1185.
Jóvenes mujeres de la nobleza eran mantenidas como virtuales prisioneras en sus dependencias y constantemente vigiladas por sirvientes para evitar escándalos.
Una mezcla de circunstancias le conceden a Genji el acceso ilícito a muchas habitaciones bajo el amparo de la oscuridad. La mayoría de sus amantes son dejadas llorando con elegancia en sus sábanas de seda al amanecer, cuando Genji regresa a sus maquinaciones políticas para terminar en muchas ocasiones convertidas en monjas budistas.
"La posición de las mujeres era extremadamente infeliz", dijo Setouchi.
Se cree que Murasaki, la autora, nació en 973, pero poco más se sabe acerca de ella, incluyendo la fecha de su muerte.
Si bien el amor y el sexo son los temas constantes del libro, dista mucho de ser picante, sólo dando a entender con los términos más vagos lo que sucede tras las pantallas de papel.
"Algunas personas tontas dicen no querer que sus hijos lo lean por el contenido, pero no hay sexo real en Genji. Incluso alumnos de la escuela primaria pueden leerlo", dijo Setouchi.
Sea cual fuera la atracción, quienes lo han intentado concuerdan que "Genji", que en su versión inglesa tiene más de dos mil páginas, es dificilísimo de traducir.
"La resistencia", dijo Setouchi cuando se le preguntó cuál era el mayor desafío al que se enfrentaba un traductor de "Genji".
"Tenía 70 años cuando acepté este trabajo. ¡Los editores incluso me preguntaron si viviría lo suficiente para terminarlo! Era una apuesta", agregó.
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