domingo, noviembre 11, 2007

'Elephant on Acid', un libro que reúne los experimentos más estrambóticos




Desde administrar LSD a un elefante hasta trasplantar la cabeza a un mono, todo tiene cabida en sus páginas.
El autor del curioso libro es el historiador estadounidense Alex Boese, creador del 'Museo de las bromas pesadas'.
Desde suministrar LSD a un paquidermo, hasta realizar un transplante de cabeza a un mono. Casitodo se ha probado ya en el mundo de la ciencia, tal y como demuestra el libro ' Elephants on Acid' del estadounidense Alex Boese.
Boese, experto en la historia de la ciencia y creador del 'Museo de las bromas pesadas', reúne en las páginas del libro que acaba de ver la luz, un conjunto de 100 experimentos curiosos, realizados a lo largo de la historia, tal y como publica el diario Público .
De drogas y transplantes
Entre ellos destaca el experimento que da título al libro, en el que el estadounidense Warren Thomas decidió a principios de los 60 suministrar LSD a un elefante para descubrir los efectos que tenía en el mamífero. El animal, tras recorrer la jaula cubierto en furia, murió por la dosis de ácido lisérgico suministrada.
El animal, tras recorrer la jaula cubierto en furia, murió por la dosis de ácido lisérgico suministradaEntre los experimentos más estrambóticos, destacan los realizados en el campo de los transplantes. Así en 1970 Robert White intentó el más difícil todavía: realizar con éxito un transplante de cabeza. El investigador utilizó un mono, al que amputo dicha parte del cuerpo para volverla a colocar más tarde. El animal tampoco sobrevivió en el intento.
Por su parte, el médico soviético Vladimir Demikhov pensó que una cabeza no es suficiente, por lo que creo un perro bicéfalo, injertando la cabeza, los hombros y las patas delanteras de un cachorro en el cuello de un pastor alemán, que sobrevivió menos de un mes. A un así, el médico realizó otros 24 perros bicéfalos para pesumir de los avances de la ciencia en la antigua Unión Soviética.
Luchar contra enfermedades
La vida de Srubbins Ffirth es un ejemplo de superación profesional. El joven de Filadelfia, asolado por la plaga de fiebre amarilla existente a principios del siglo XIX, junto todos sus esfuerzos para demostrar que esta enfermedad no era contagiosa y que se debía al calor, a la comida y al ruido.
Para ello llegó hasta huntar su propio cuerpo con vómitos de enfermos, sin conseguir contagiarse. Hoy se sabe que dicha enfermedad sólo se transmite a través de contactos sanguíneos.
Y no faltan ejemplos de la meta más deseada por la medicina a lo largo de toda la historia: resucitar cadáveres. Desde utilizar corriente eléctrica para devolver a la vida al fallecido hasta suministrarles adrenalina al tiempo que balanceas el cadáver. Pero, pese a los intentos reflejados en el libro, nada ha dado hasta ahora resultados.

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