lunes, mayo 26, 2008

Develan imperdonables incongruencias y desconocimiento del Perú en nueva saga de Indiana Jones


La nueva entrega de la saga de Indiana Jones, ambientada en buena parte en el Perú, muestra imperdonables incongruencias y errores geográficos, históricos y culturales que prometen generar polémica entre los peruanos.

El estreno de la nueva entrega de la saga de Indiana Jones, Indiana Jones y el reino de Cristal, dirigida por Steven Spielberg y producida por George Lucas, no sólo es una entretenida aventura del arqueólogo del látigo y la pistola. La historia, en su segunda hora, se ambienta en el Perú, entre Nasca y los parajes de la selva amazónica. Sin embargo, la representación del Perú en esta película no es la correcta. Al parecer, los realizadores se tomaron varias licencias en relación con los parajes y la historia de nuestro país. El arqueólogo Indiana Jones (Harrison Ford) y el joven Mutt Williams (Shia La Beouf) se embarcan en un periplo hacia el Perú de 1957 en busca de Harold Oxley, un colega de Jones que se ha perdido en nuestro país debido a la búsqueda de la calavera de cristal de Akator, clave de una antiquísima civilización perdida en la Amazonía. Según el relato de Jones, la calavera de cristal fue hallada por el conquistador Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas, en su afanosa e infructuosa búsqueda de El Dorado. Para ubicar la calavera, Jones y Williams viajan a Nasca debido a que las famosas líneas servirían como pista para hallar la tumba del conquistador. He aquí la primera incongruencia: se basan en las líneas -de uso agrícola y que datan muchos años antes de la Conquista- como guía funeraria. Cosa absurda, dado que las líneas no poseen esa utilidad. Y menos para ubicar la tumba de un hombre muerto en 1546. Casi en paralelo, hay una escena con Jones y Williams en el aeropuerto de Nasca. No existe tal aeropuerto en la vida real sino solo un aeródromo. La banda sonora, entonces, se convierte en una matizada ranchera mexicana. Jones dice que conoce la lengua local, el quechua, debido a que peleó al lado de Pancho Villa, el héroe de la revolución mexicana (¿?). Jones y Williams ubican el emporio de la tumba de Orellana cerca a una de las líneas. Además, los restos del conquistador han sido envueltos en un fardo funerario como los que usaban las culturas Paracas y Nasca. Asimismo, la selva amazónica es presentada como un lugar enorme e inhóspito, con arenas movedizas, insaciables hormigas voraces y enormes cataratas. Finalmente, los aventureros encuentran Akator, un reino oculto en medio de la selva, pero con evidentes toques piramidales mayas. De lo ocurrido en esta ciudadela se desprende que un grupo de extraterrestres le enseñó a los habitantes locales los secretos de la civilización, la agricultura y la ciencia. Como se ve, se reedita una vieja teoría que atribuye los logros de la civilización prehispánica a fuerzas sobrenaturales. Indiana Jones lo resume de esta manera: "El mayor tesoro es el conocimiento". Pues, al parecer, al arqueólogo le hizo falta un mayor conocimiento en detalle sobre el Perú. Quizás hace unos años estos descuidos hubieran llegado a la línea de lo permisible. Pero en plena era de la globalización, con todo el abastecimiento de Internet, estos errores pueden considerarse imperdonables.

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