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domingo, noviembre 15, 2009
Una nueva tecnología permite conducir un coche mientras se lee un libro
El proyecto de investigación SARTRE (Safe Road Trains for the Environment), financiado por el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea, podría cambiar la forma en que viajamos por las autopistas de Europa, extendiendo el concepto de "road train" o tren de carretera a coches con conductor.
Originariamente, un tren de carretera es un vehículo que arrastra una sucesión de tres o más remolques de carga. Lo que se pretende con SARTRE es desarrollar y probar esta tecnología, pero en este caso para reunir coches corrientes que con este sistema viajarían acoplados a un convoy dirigido por un vehículo principal.
Así, los pasajeros de los coches que se acoplen al Road Train podrán dormir, leer un libro o ver la televisión mientras se dirigen a su destino, sin perder la independencia que supone llevar su propio coche, al que podrán "soltar" del convoy cuando lo deseen.
Medio cómodo y ecológico
Las ventajas de esta idea son diversas: por un lado, los road trains podrían ayudar a reducir el tráfico y, con ello, también los tiempos de los viajes.
Por otro lado, ésta sería una forma muy confortable de viajar que supondría una reducción del número de accidentes por fatiga de los conductores. Los expertos esperan, por último, que este método reduzca en un 20% el consumo de combustible y, con ello, las emisiones de CO2 a la atmósfera.
El road train funcionaría de la siguiente manera: un conductor sale de su casa en su coche y, en un punto de su recorrido, se encuentra con un número de coches que se acoplan entre sí, formando un convoy que viaja a una velocidad normal.
El resto del trayecto, el conductor puede dedicarse a leer el periódico, hablar por teléfono o ver la televisión, mientras ahorra gasolina y se relaja. Una vez alcanzado su destino, el conductor abandona el convoy y se dirige, conduciendo de nuevo su propio coche, a su destino.
El resto de los vehículos del convoy se unirían para cerrar el hueco dejado por el coche que se ha ido, y el tren de carretera seguiría su camino.
Tecnología necesaria
Según se explica en una nota de prensa publicado por la compañía líder en tecnología del automóvil que se encarga del proyecto: Ricardo Ltd. (en el Reino Unido), para que esto sea posible, se necesita en primer lugar que los coches cuenten con una tecnología que les permita, de forma autónoma y remota, controlar la aceleración, y frenar y orientar su dirección mientras van acoplados al tren de carretera.
Asimismo, los coches o vehículos del convoy deberán ir equipados con sistemas de navegación y un transmisor/receptor que permita a los pasajeros estar en contacto con el vehículo principal, que será el que lleve el convoy.
Cada tren de carretera deberá contar también con un vehículo principal que se dirija de la misma forma que un vehículo corriente, y que vaya conducido por un conductor experimentado y familiarizado con la ruta.
Este vehículo principal podría ser un taxi, un autobús o un camión. Cada tren de carretera estará compuesto por entre seis y ocho vehículos.
Tom Robinson, coordinador del proyecto SARTRE en la compañía Ricardo, afirma que con este proyecto se combinarán tecnologías, capacidades y experiencia académicas e industriales europeas, con el objetivo de desarrollar trenes de carretera seguros y beneficiosos para el medio ambiente.
Según los expertos, para ello será precisa la aplicación de tecnologías ya existentes, y no serán necesarias inversiones en infraestructuras, porque el tren de carretera podrá circular por las autopistas actuales.
Los trenes de carretera resultarán especialmente útiles a los conductores que cada día deben recorrer largas distancias para ir a trabajar, pero también a los camiones, autobuses, furgonetas y otros vehículos comerciales.
El proyecto SARTRE será probado durante unos tres años, una vez que las investigaciones preliminares sobre los elementos requeridos y los temas de seguridad se hayan completado.
El primer convoy de dos camiones y tres coches sera probado en 2011 en rutas especiales de Suecia, el Reino Unido y España. Pruebas posteriores serán llevadas a cabo en carreteras públicas españolas.
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