Más de cincuenta albinos han sido asesinados y descuartizados en rituales mágicos en el último año en Tanzania y Burundi, donde las autoridades han empezado a tomar medidas para frenar esta matanza, aunque la minoría afectada las consideran insuficientes y en ocasiones ridículas. El Presidente de Tanzania, Jakaya Kikwete, decidió este mes instalar urnas por todo el país para que los ciudadanos, de forma voluntaria y anónima, puedan "votar" a sus "sospechosos" de matar albinos, para, una vez hecho un recuento, detener a "los más votados".
La secretaria general de la Fundación de Albinos de Tanzania, Ziada Nsembo, dijo que no ve con buenos ojos la medida: "Es ridícula. No ofrece garantías y sólo puede despertar la animosidad entre vecinos". "En Tanzania hay ya 92 supuestos asesinos de albinos en la cárcel que no han sido condenados por ningún tribunal. Así no se solucionan las cosas", recalcó Nsembo.
Otro golpe de efecto del Gobierno fue la designación directa por el presidente Kikwete, en abril del 2008, de una parlamentaria albina, Al-Shymaa Kway-Geer, con cuya elección se pretendía normalizar la situación de este grupo en la esfera pública y darles voz en la cámara legislativa.
Por su parte, en Burundi, la policía detuvo el pasado 16 de marzo a diez personas que fueron acusadas de asesinar a albinos en suelo burundés para comercializar sus restos en Tanzania, donde se usan en rituales de brujería.
Si bien los gobiernos de ambos países se afanan en los últimos meses en condenar de forma pública los ataques contra los albinos y promueven campañas de detenciones, Ziada no cree que estén haciendo "lo suficiente por protegernos".
"Blancos malditos", según sus verdugos
"No se acaban de tomar en serio estos crímenes", confesó, alarmada por el aumento de asesinatos de los "blancos malditos", como los denominan sus verdugos en su país y en el vecino Burundi.
Al menos diez albinos han sido asesinados y mutilados en los pasados seis meses en Burundi y más de cuarenta en los últimos doce meses en Tanzania, que tiene una población registrada de 7.124 albinos, "aunque no son cifras reales, ya que muchos viven escondidos por el miedo", apuntó.
Insatisfecha por la respuesta de las autoridades, Ziada inició su propia lucha hace casi treinta años, en 1980, cuando decidió entrar a formar parte de la Fundación Tanzana de Defensa de los Albinos, quienes, como ella, no sólo padecen lo efectos del sol del trópico en su piel, sino que también tienen que luchar contra prejuicios y supersticiones de una población "ignorante y hambrienta".
Los hechiceros de las zonas rurales de Tanzania, sobre todo en áreas próximas a los Grandes Lagos del noreste del país, hacen creer a los lugareños que, "matando a un albino, amputando sus extremidades, arrancándole la piel y mezclando todo en una pócima, se harán ricos".
"Los brujos piden grandes cantidades de dinero, entre 20 y 30 millones de chelines tanzanos (de 11.600 a 17.500 euros) por realizar los brebajes con los cuerpos de los albinos", añadió Zaida.
Viven mejor en la ciudad
Sólo en las ciudades mejoran las condiciones de vida de los albinos en estos países, pues en ellas pueden llevar una vida casi como la de los demás: "En Dar es Salaam, donde crecí, he podido llevar una vida más o menos normal, sin sentirme atacada", dice Ziada.
"El mayor problema se produce en las zonas más remotas, donde los niños albinos ni siquiera pueden ir al colegio por temor a ser secuestrados por el camino", recalca.
Fuera del Hospital Ocean, de Dar es Salaam, capital financiera de Tanzania, donde Zaida tiene una pequeña oficina en la que ofrece ayuda a otros con su misma variación cromática, cinco albinos descansan a la sombra con vendas en los ojos.
"Nuestra visión es muy mala. El sol nos daña la piel y las córneas de los ojos. Necesitamos subsidios para protectores solares y gafas especiales", dice Ziada.
Sin embargo, apunta, "el Gobierno apenas colabora con una ínfima subvención. Todo lo que recibimos es de donantes o de organizaciones no gubernamentales".
Una de las últimas aportaciones surgió de un grupo de hombres de negocios locales, que entregaron a la Fundación de Albinos de Tanzania 350 teléfonos móviles para que puedan avisar a la Policía de forma automática en caso de ataque.
"Eso está bien, pero no deja de ser un parche. Para que el problema desaparezca, hay que incidir en la educación y mejorar las condiciones económicas de los tanzanos. Es la pobreza lo que provoca estas atrocidades", concluye firme y convencida Ziada
Otro golpe de efecto del Gobierno fue la designación directa por el presidente Kikwete, en abril del 2008, de una parlamentaria albina, Al-Shymaa Kway-Geer, con cuya elección se pretendía normalizar la situación de este grupo en la esfera pública y darles voz en la cámara legislativa.
Por su parte, en Burundi, la policía detuvo el pasado 16 de marzo a diez personas que fueron acusadas de asesinar a albinos en suelo burundés para comercializar sus restos en Tanzania, donde se usan en rituales de brujería.
Si bien los gobiernos de ambos países se afanan en los últimos meses en condenar de forma pública los ataques contra los albinos y promueven campañas de detenciones, Ziada no cree que estén haciendo "lo suficiente por protegernos".
"Blancos malditos", según sus verdugos
"No se acaban de tomar en serio estos crímenes", confesó, alarmada por el aumento de asesinatos de los "blancos malditos", como los denominan sus verdugos en su país y en el vecino Burundi.
Al menos diez albinos han sido asesinados y mutilados en los pasados seis meses en Burundi y más de cuarenta en los últimos doce meses en Tanzania, que tiene una población registrada de 7.124 albinos, "aunque no son cifras reales, ya que muchos viven escondidos por el miedo", apuntó.
Insatisfecha por la respuesta de las autoridades, Ziada inició su propia lucha hace casi treinta años, en 1980, cuando decidió entrar a formar parte de la Fundación Tanzana de Defensa de los Albinos, quienes, como ella, no sólo padecen lo efectos del sol del trópico en su piel, sino que también tienen que luchar contra prejuicios y supersticiones de una población "ignorante y hambrienta".
Los hechiceros de las zonas rurales de Tanzania, sobre todo en áreas próximas a los Grandes Lagos del noreste del país, hacen creer a los lugareños que, "matando a un albino, amputando sus extremidades, arrancándole la piel y mezclando todo en una pócima, se harán ricos".
"Los brujos piden grandes cantidades de dinero, entre 20 y 30 millones de chelines tanzanos (de 11.600 a 17.500 euros) por realizar los brebajes con los cuerpos de los albinos", añadió Zaida.
Viven mejor en la ciudad
Sólo en las ciudades mejoran las condiciones de vida de los albinos en estos países, pues en ellas pueden llevar una vida casi como la de los demás: "En Dar es Salaam, donde crecí, he podido llevar una vida más o menos normal, sin sentirme atacada", dice Ziada.
"El mayor problema se produce en las zonas más remotas, donde los niños albinos ni siquiera pueden ir al colegio por temor a ser secuestrados por el camino", recalca.
Fuera del Hospital Ocean, de Dar es Salaam, capital financiera de Tanzania, donde Zaida tiene una pequeña oficina en la que ofrece ayuda a otros con su misma variación cromática, cinco albinos descansan a la sombra con vendas en los ojos.
"Nuestra visión es muy mala. El sol nos daña la piel y las córneas de los ojos. Necesitamos subsidios para protectores solares y gafas especiales", dice Ziada.
Sin embargo, apunta, "el Gobierno apenas colabora con una ínfima subvención. Todo lo que recibimos es de donantes o de organizaciones no gubernamentales".
Una de las últimas aportaciones surgió de un grupo de hombres de negocios locales, que entregaron a la Fundación de Albinos de Tanzania 350 teléfonos móviles para que puedan avisar a la Policía de forma automática en caso de ataque.
"Eso está bien, pero no deja de ser un parche. Para que el problema desaparezca, hay que incidir en la educación y mejorar las condiciones económicas de los tanzanos. Es la pobreza lo que provoca estas atrocidades", concluye firme y convencida Ziada
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