martes, diciembre 23, 2008

Rehabilitado el escenario de la parábola del buen samaritano


El escenario de la que probablemente sea la parábola más conocida de Jesús, la del Buen Samaritano, ha sido rehabilitado y será inaugurado el próximo año por el Ministerio de Turismo de Israel. El bíblico lugar se emplaza entre Jerusalén y Belén, en una de las sinuosas colinas que ondean en el camino hacia el Mar Muerto, en el desierto de Judea, y es venerado desde antiguo; así lo delatan los restos excavados de una basílica bizantina que data del siglo VI y construcciones de períodos posteriores. Se cree que estas edificaciones se levantaron sobre lo que sería una posada que habría dado refugio al hombre, que según la narración evangélica, había sido robado y despojado de todo y que fue ayudado por el buen samaritano, que pasó después de que el hombre hubiera sido ignorado por un levita y un sacerdote judío. Relatada únicamente en el Evangelio de Lucas (10,25-37), la parábola es narrada por Jesús a fin de ilustrar que la piedad es un sentimiento muy importante; de hecho, la figura del buen samaritano ha pasado a identificarse en la cultura occidental con una persona generosa y dispuesta a ayudar a quien lo necesita.
“Sabemos que éste es el sitio donde se desarrolló la Parábola del Buen Samaritano porque se encuentra entre Jerusalén y Jericó -tal como relata el Nuevo Testamento-, y hemos hallado aquí artefactos de la época del Segundo Templo (de Jerusalén), probablemente del tiempo de Jesús”, explicó a Efe el arqueólogo Yuval Peleg. En el lugar fueron descubiertos utensilios de barro, vasijas de piedra y vidrio y monedas de la época, además de imponentes mosaicos que pavimentan el suelo de la antigua basílica y que han sido recientemente restaurados. También se abrirá un museo en una pequeña iglesia rehabilitada y con un techo a dos aguas, donde los peregrinos podrán contemplar salas con utensilios litúrgicos cristianos, mosaicos originales y réplicas de aquellos encontrados en sinagogas samaritanas o lugares cristianos de las bíblicas Samaria, Judea (Cisjordania) y Gaza. Entre ellos, destaca una inscripción tallada en piedra que contiene los diez mandamientos en escritura samaritana, hallada en el Monte Gerizim, próximo a la ciudad cisjordana de Naplusa, donde hoy en día reside una reducida comunidad de samaritanos. Éstos creen que fue a esa elevación a la que subió Abraham con su hijo Isaac para sacrificarlo y ofrecerlo a Dios, en lugar del Monte Moriá de Jerusalén, que veneran judíos y cristianos. Estos residentes en territorio palestino, junto a otro reducto en la ciudad israelí de Jolón, son los únicos vestigios vivientes de una comunidad que hoy en día está formada por aproximadamente 700 miembros, que se consideran parte del pueblo hebreo, que no judío. Se cree que son descendientes de las diez tribus del antiguo reino de Israel y se rigen únicamente por el Pentateuco, la “Torá” o ley de Moisés, a diferencia del Judaísmo, que sigue el Talmud y otros libros que conforman el Antiguo Testamento. El origen de la comunidad samaritana se remonta a la muerte del rey Salomón, en el 977 antes de Cristo y que desembocó en un gran cisma del pueblo de Israel- tan sólo las tribus de Judá y Benjamín deciden permanecer fieles a la dinastía del rey David, creando el llamado reino de Judá, con su centro espiritual en Jerusalén. Las diez tribus restantes formarían el reino de Israel, con Samaria (Shomrón) como capital. “Uno de los principales focos de tensión entre judíos y samaritanos fue que se les negó a estos últimos participar en la reconstrucción del Templo de Jerusalén”, explicó a Efe el vice custodio de los Santos Lugares, el franciscano Artemio Vítores. Ese antagonismo era conocido en tiempos de Jesús, cuando los samaritanos eran considerados foráneos y heréticos, alejados de la verdadera religión hebrea, razón por la que la famosa parábola ilustra la idea de que “el prójimo son todos los hombres, incluido tu peor enemigo".

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