miércoles, octubre 22, 2008

Museo Mysteriae Pragensis: un nuevo hogar de los fantasmas de Praga


En las cercanías del Puente de Carlos en la Ciudad Pequeña de Praga fue inaugurado un nuevo museo. No es uno cualquiera. Al entrar respirarán la atmósfera mágica de la Praga antigua, cuando por sus calles deambulaban espíritus, un templario sin cabeza o el hombre artificial Golem. El museo Mysteriae Pragensis presenta a los fantasmas y las leyendas más célebres de la capital checa.
Una figura robusta con una capucha negra que se inclina sobre un libro gigantesco da la bienvenida en el museo Mysteriae Pragensis. Es el Genius Loci, o sea el espíritu del lugar, que abre el Gran Libro de Leyendas de Praga. Sus páginas se dispersan volando por la sala para que el visitante pueda disfrutar de su lectura, según explica uno de los autores de la exposición, Filip Jan Zvolský.
“Desde hace varios años tuve la intención de organizar en Praga paseos tras las huellas de sus fantasmas. Lo viví una vez en Český Krumlov, fue por la noche, y me impresionó tanto que me dije que debería existir algo parecido en Praga, pero no había tiempo para realizarlo. Al final, mi novia Helena Babická y yo juntamos fuerzas y establecimos este museo”.
Filip Jan Zvolský es autor de los textos de unas ochenta leyendas que se presentan en el museo. Buscó inspiración en toda literatura accesible sin que pasara por alto la historia oral.
“Adapté las leyendas a mi manera, añadí mis sensaciones o el punto de vista de una persona del siglo XXI. Por ejemplo, el motivo por el cual no nos encontramos más con estos fantasmas, es que ellos temen a las luces de neón y a los automóviles”.
Las historias ilustradas están ordenadas según los lugares donde se puede encontrar a los fantasmas, partiendo desde el Castillo de Praga y siguiendo por la Ciudad Pequeña, la Ciudad Vieja, el barrio Josefov, la Ciudad Nueva, el río Moldava y terminando en Vyšehrad, enumera Filip Jan Zvolský.
“Pensamos publicar las leyendas en nuestra página web y traducirlas a otros idiomas. Quisiéramos complementarlas con los fantasmas de otros barrios de Praga: Libeñ, Dejvice o Zbraslav, donde supuestamente viven vampiros”.
En la planta baja del museo estás expuestos objetos vinculados con los fantasmas. Por ejemplo, el ataúd del diablito de la Ciudad Pequeña que espanta a los transeúntes en la calle Neruda y se lanza bajo las ruedas de los automóviles, o la mesa a la que solía sentarse el espíritu de las aguas Kabourek, de la isla de Kampa.
“A Kabourek le gustaba tomar cerveza. Se decía que donde él aparecía tenían una cerveza sabrosa. Su visita fue una buena publicidad para los dueños de las tabernas, por eso lo mimaban. Lamentablemente Kabourek no quiere el gramófono, la radio ni la tele. Cuando estos aparatos aparecieron en las tabernas, él dejó de visitarlas. Hoy sólo lo podemos ver en la calle como pide cerveza en botella. La cambia por una carpa o un lucio, pues, es un buen negocio”, cuenta Filip Jan Zvolský.
Al bajar al sótano verán a los fantasmas cara a cara en rincones oscuros de una callejuela de la Praga antigua, pero no tengan miedo porque los espíritus checos provocan más bien sonrisas que terror.
La coautora de la exposición, Helena Babická, explica que le gustaría reunir a personas que tienen experiencia con espíritus y no tienen miedo de hablar de ello.
“La mayoría de la gente teme hablar sobre los fantasmas porque los demás la consideraría loca, pero nosotros le creemos. Esa gente podrá venir a nuestro museo, nos contará su historia, nosotros la traduciremos y la pegaremos en un mural para que también los demás puedan disfrutarla”.
El museo Mysteriae Pragensis está instalado en un edificio cuyos orígenes se remontan al siglo XIV. En la casa residía un obispo y después de las guerras husitas fueron quemadas aquí las obras del reformador religioso John Wiklef. Ahora es el nuevo hogar de los fantasmas de Praga.

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