lunes, septiembre 22, 2008

curiosa publicidad


Con motivo del estreno de la próxima película del archiconocido agente secreto James Bond (007), Coca Cola se ha asociado a Sony Pictures para lanzar un packaging muy especial. Utilizando la Coca Cola Zero, han realizado una edición limitada de esta bebida bajo el nombre Coca Cola Zero Zero 7. Han mantenido el característico color negro de la botella estilizándola con el efecto tradicional de las películas de James Bond del interior del cañon de una pistola junto a la silueta del actor protagonista de la última saga, Daniel Craig. La verdad es que han sabido aprovechar muy bien del nombre de esta Coca Cola para esta bonita botella. Por tanto, como dice un amigo mío, les perdonamos sacar una película en 2006 y otra en 2008, saltándose el 2007 y pudiendo aprovechar la fecha para otra bonita promoción.

El inventor del telescopio fue un español


El telescopio lo inventó un catalán. He aquí la sorprendente hipótesis que pone la revista británica 'History Today'. La historia lleva la firma de Nick Pelling -informático, consultor e historiador en ciernes- y caerá como una losa sobre los fastos que conmemorarán a lo largo del otoño el 400º aniversario del invento.
Hasta ahora se daba por hecho que el telescopio lo había inventado un óptico holandés aunque no estaba muy claro cuál. Hasta tres artesanos distintos trataron de patentar el invento en el plazo de una semana en 1608.
Una coincidencia peregrina que siempre ha despertado las suspicacias de los expertos. La clave descansaría en Gerona, donde vivía y trabajaba el óptico Juan Roget, según las pesquisas de Pelling el verdadero padre del invento.
La tesis de Pelling es deudora del trabajo de otro catalán, José María Simón de Guilleuma (1886-1965), que rastreó las huellas huidizas de Roget y murió sin completar del todo su tarea.
La historia que plantea Pelling es prolija y laberíntica pero se lee como una novela negra. Arranca en otoño de 1608 en La Haya. Allí se presenta el 25 de septiembre el óptico Hans Lipperhey y solicita audiencia con el príncipe holandés Mauricio de Nassau. Quiere mostrarle un artilugio revolucionario que le permitirá ver cualquier objeto a larga distancia.
El telescopio de Lipperhey suscita admiración en Nassau y pavor en sus enemigos. Cuenta la leyenda que el negociador español en La Haya, Ambrosio de Spínola -retratado por Velázquez en Las lanzas- comentó: "De ahora en adelante ya nunca estaré seguro porque usted, Nassau, podrá verme desde la lejanía".
Henchido de orgullo, Lipperhey registra la patente el 2 de octubre, pero no es el único. Dos semanas después -el 14 y el 17- otros dos paisanos van al registro con artilugios similares: Jacob Metius y Zacharias Janssen. ¿Qué ocurrió para que a Metius, Janssen y Lipperhey les asaltara prácticamente a la vez la misma idea?
Éste es el motor de la tesis de Nick Pelling, que sostiene que ninguno de los tres fue el padre de la criatura: "Los tres holandeses mentían, engañaban, ocultaban o tenían mala memoria en diversos grados".
La clave del invento está en el último de los tres: Zacharias Janssen. Su hijo cuenta cómo su padre en realidad copió el diseño de un artilugio que había comprado y que databa de 1590. El hilo del telescopio de Janssen nos lleva a un misterioso encuentro celebrado en la Feria de Francfort de 1608, unos días antes de que Lipperhey llegara con su invento a La Haya.
Todo apunta a España
Según un autor de la época, un holandés -seguramente Janssen- intentó venderle a un noble alemán un telescopio pero no lo logró porque una de las lentes estaba rota y porque el precio era exorbitado.
Este episodio ha llevado a pensar que Janssen vendía en realidad un objeto hecho por otro y a endosar la invención del telescopio a ópticos italianos como G. Battista della Porta o Rafael Gualterotti.
Pero las pesquisas de Pelling no apuntan a Italia sino en dirección a España. Lo hacen siguiendo precisamente el camino marcado por otro italiano -Girolamo Sirtori-, que en 1609 escribe que ha conocido al "verdadero primer inventor" del telescopio: el tal Roget. Pelling sigue los pasos de Simón Guilleuma, que buceó en inventarios de la época en pos de alguno de los primeros telescopios fabricados por el óptico catalán.
Entre ellos destacan dos. En el primero, fechado en abril de 1593, Pedro de Carolona lega a su esposa una "ullera de larga guarnida de llautó". Algo así como un largo catalejo/telescopio de latón. El segundo, fechado el 5 de septiembre de 1608, pertenece a una subasta de los bienes de Jaime Galvany, entre los cuales se cuenta una "ullera de llauna per mirar de lluny". Algo así como "un catalejo/telescopio para mirar de lejos".
Según Pelling, por la época es muy improbable que el primer inventario responda a la definición de telescopio pero el segundo -el de la subasta- se ajusta como un guante a los sucesos de Holanda.
He aquí su hipótesis. Un desconocido compra el telescopio de Galvany en Barcelona y pone inmediatamente rumbo a Francfort, la feria donde se presentaban anualmente los libros y las novedades científicas. Allí, al verse huérfano de contactos, conoce a Janssen y le ofrece ir a medias en el negocio a cambio de que éste le venda el objeto a sus clientes.
Janssen -fascinado por el objeto- hace lo imposible por no venderlo. Cree que ha encontrado la gallina de los huevos de oro. Quiere quedárselo él y así lo hace.
Vuelve enseguida a Holanda, convencido de que será capaz de fabricar algo parecido. Pero Janssen no es óptico y necesita lentes. Se las pide a Lipperhey y a Metius. No se da cuenta de que a la vez propaga el secreto y cava su propia tumba. Cuando construye su propio telescopio y va a la oficina de patentes, se da cuenta de que Lipperhey se le ha adelantado, arrebatándole de paso los laureles a un óptico de Gerona.


Nick Pelling. (Foto: Ione Saizar)
Un rastreador de internet
Nick Pelling tiene maneras de empollón y de informático loco. Durante 25 años trabajó como diseñador de videojuegos y consultor tecnológico. Ahora dedica su tiempo libre a la Historia y su vida laboral al diseño de cámaras de seguridad.
"Es una ironía, pero los tres eslabones de esta historia estamos en el negocio de las lentes. Roget y Simón Guilleuma eran ópticos y yo trabajo en algo muy similar", dice con sorna.
Pelling no oculta en ningún momento su condición de deudor de las pesquisas de su predecesor catalán, el primero en seguir la pista de Roget. Cuenta que ha contactado con su familia y que están satisfechos de que alguien haya recogido el testigo de su padre.
Él tropezó con la tesis de Guilleuma en internet y la estudió con detenimiento. Luego supo que apenas se había publicitado y que había sido objeto de una emisión radiofónica nocturna en los micrófonos de Radio Barcelona.
No aspira a que los historiadores den por buena su tesis aunque cree que es una explicación plausible de lo sucedido: "Nos faltará siempre la pistola humeante. Pero quién sabe. Hay por ahí muchos archivos sin rastrear".

Hallan una vasija que podría ser la referencia más antigua de Cristo


Hasta ahora la carta del apóstol San Pablo del año 51 d/c era la primera referencia de la historia al Mesías. Un grupo de investigadores, arqueólogos y egiptólogos, descubrieron una vasija de cerámica en las ruinas de la ciudad de Alejandría , que podría convertirse en una de las referencias más antiguas a Jesús. Uno de los descubridores, Franck Goddio, explicó que el objeto hallado muestra una inscripción en griego, que dice “Dia Chrstou” que significaría "el mago". “Podría tratarse de una referencia a Jesucristo, en aquel tiempo el máximo exponente de la magia blanca", señaló Goddio.Según los especialistas, la vasija es del siglo I a.Cy la inscripción fue realizada antes del año 50 d.c. Por eso, este hallazgo se convertiría en la primera referencia de Jesús, destronando la carta del apóstol San Pablo del año 51 d.c en la que hace mención de su maestro. "Las excavaciones presentan varios pisos que coinciden con una fecha concreta en el tiempo. Esta vasija fue hallada en el piso correspondiente al siglo I d.C., aunque pruebas posteriores han confirmado que su antigüedad se sitúa un siglo antes de nuestra era", comentó el descubridor Goddio.Expertos de todo el mundo han investigado la vasija y elaboraron distintas teorias sobre ella.La vasija podría haber sido utilizada pararitos adivinatorios . Se vertía aceite sobre la vasija y un mago hacia predicciones futuras según como interpretaba las huellas que quedaban en la copa.Los investigadores señalaron que la inscripción podría referirse al hombre que celebraba esos ritos adivinatorios aunque es muy probable que “signifique el Mesías”.“No es descabellado pensar esto, ya que hay que tener en cuenta que en la época de la que estamos hablando, la comunicación del Portus Magnus de Alejandría con la región de Palestina era muy fluida. Es muy probable que en Alejandría estuvieran al tanto de Jesucristo y de sus milagros. Seguramente los magos realizaran los ritos en nombre de Jesús”, agregó Goddio.

Llega el bolso solar



El olvido del cargador del móvil o del ipod no será nunca más un problema de incomunicación, gracias a un nuevo bolso con paneles solares capaz de alimentar los aparatos electrónicos con tan sólo tres horas de luz.
EFE Su apariencia es como la de cualquier otro bolso, de lejos podría decirse que pertenece a cualquier colección de una firma conocida, pero de cerca se puede apreciar que está hecho de pequeños paneles solares. Los paneles, que se disponen como si fueran un mosaico y dos asas transparentes, forman el "último modelo" tecnológico y ecológico diseñado por el profesor Joe Hynek, del departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad Estatal de Iowa (EEUU). Hynek explicó a Efe que este bolso permite cargar los aparatos en tres horas en un día con buena luz y algo más si hay poca luz. Ahora está trabajando en mejorar la capacidad de estos paneles para que funcionen tanto dentro como fuera de casa. "Es un bolso ideal tanto para la gente que apuesta por la ecología, como para aquellos que les gusta la moda", dijo a Efe este profesor que opina que ambas cosas no tienen por qué estar reñidas y asegura que "la tecnología se puede aplicar a muchas otras áreas". Aunque aún tiene que hacerse algo más barato porque el bolso, que aún no está en el mercado, costaría unos 300 dólares (210 euros). Hynek forma parte de un grupo de investigadores que trabajan con energía fotovoltaica. Junto con los profesores J.R. Campbell y Mark Bryden desarrollaron un película que tiene aproximadamente el mismo grosor que el papel, y propiedades similares a la cámara de cine para captar la energía solar y que es lo suficientemente fina y resistente como para ser incorporada a la ropa. De hecho, esta no es su primera incursión en la moda, ya que juntos diseñaron la primera corbata-cargador de móvil, con capacidad para almacenar hasta 3,6 voltios. La corbata ocultaba en su parte trasera un pequeño bolsillo en el que se podía meter el teléfono móvil para cargarlo en medio de una reunión o en plena comida de trabajo, sin tener que estar pendiente de cables ni enchufes. "Aquello no era más que un prototipo", dijo Hynek, "mientras que esto -añadió- puede convertirse en realidad". El profesor ya ha patentado el bolso solar que desarrollará y distribuirá la empresa SOLARJO creada por él mismo. Los proyectos de Hynek se centran en inventar y desarrollar productos de moda que combinen la funcionalidad con la tecnología. "Se trata de hallar el equilibrio entre la integración de la tecnología, que añade un valor añadido a la prenda de vestir, y a la vez mantener el atractivo visual", explicó. El bolso tiene unas dimensiones de 30x15x10 centímetros lo que le permite poder colocarlo en la repisa de cualquier ventana para cargarlo. Las asas del bolso son transparentes y los remaches niquelados, junto con los pequeños paneles solares irisados dan al bolso un aspecto urbano y un toque industrial. Todo está pensado. Viene con una cremallera que ofrece seguridad adicional para guardar los últimos "gadgets" tecnológicos ya que, en el interior, alberga su gran secreto: una pequeña batería oculta entre sus paredes - para que no moleste al introducir objetos-, que almacena la luz solar. Un circuito interno gestiona la energía y permite que el teléfono móvil o cualquier aparato electrónico se cargue igual que si estuviera conectado a un puerto USB de un ordenador. Tiene unas cintas reflectoras de color rojo que ofrecen buena visibilidad en el interior para que el usuario pueda hacer las conexiones de los aparatos y los dispositivos de carga dentro del bolso sin problemas. Lo bueno es que está diseñado como un dispositivo portátil por lo que se acabó estar pendiente del mechero del coche o de los cargadores de otros en caso de olvido. El profesor Hyeck asegura que este material fotosensible tiene muchos otros usos así que ¿qué será lo próximo?.